martes, 14 de junio de 2011

Reportajes a un solitario

Alfonso Menares, autor del libro '¿Qué es la soledad? Confesiones de un apartamento' se encuentra con nosotros en el living de su casa. Nos cuenta que empezó la travesía por la soledad a raíz del golpe del 76' en el que perdió toda esperanza en la humanidad. Luego, con la caída del muro volvió a abrir un poco más sus puertas que hoy siguen en ese estado semi-cerrado, semi-abierto por una desconfianza aun por erradicar y un nuevo mundo al calor de las revueltas mundiales. Marxista por definición, nos explica que es ser un solitario, un marginado y un apartado de la sociedad en el mundo de las comunicaciones instántaneas y los espacios minimizados por las redes sociales. De paso polemiza con corrientes acerca de este fenómeno y nos deja un par de consejos sobre los solitarios y como tratar con ellos.
-Cuál es su parte favorita de ser un solitario?
-Había, creo, una parte del día que me gustaba mucho recordar. Era ese instante en el que te levantas por la mañana y tu cabeza parece una computador instalando un programa: ves el mensaje de 'espere por favor' mientras te lavas los dientes, te miras las arrugas o te arreglas un poco el pelo. Después te llegan las amistades, la familia, el mundo, la política y las ganas, a lo mejor, de un placer matutino. En el instante siguiente estás en la cocina contando con los dedos los secretos que no tenes que decir y quizás te hallas un poco conflictuado porque te olvidaste el pulover en su casa lo que puede llegar a afectar esa rutina o forma de ser. Entonces, tal vez se de una situación en que dejes de ser amable con los demás y tengas que dejar entrever un poco por la cerradura o el agujero del polarizado. Pero eso aún esta por verse.
Por lo pronto estás preparando agua para el mate y contando las monedas para llegar a la bolsita de criollos de los miércoles. Sabrá el destino si es correcto tomarse la libertad de imaginar que todo es igual a como era antes. Encima, te estas resfriando y te sentís intacto como si el huracán fuese una novedad pasajera en los archivos de tus pensamientos. Pero bueno, eso no detiene que pongas la yerba verticalmente, agregues la mandarina que estuvo secándose al sol y disfrutes de la efervescencia del aroma que solo un buen cebador puede conseguir. Y eso es un legado familiar que nadie puede quitarte o tal vez, no puedas enseñar. Un sentir ineludible que va perfecto con esa personalidad tan misteriosa como simple
Creo que despues siempre llega esa sensación.
Por lo general empieza con una caricia en la frente, sujeta el pelo hacia atrás y me hace reír. Al final, la calma
-Como llega después a verse el espectro de posibilidades?
-Mirá, no creo que pueda verse. Supongo que algo así como la mixtura entre el acabose y la verdad se vislumbra si te mirás al espejo, pero nada resulta fijo, sensato, seguro, cómodo. Siempre te preguntas que huellas dejaste o te cuidás de comer con propiedad para pasar desapercibido. Sin embargo, siempre una ocurrencia por lo bajo te pone en el centro de la escena, algo necesario que evita la intimidad, la confianza, la privacidad. Te vuelves sobre vos para evitar llegar a los otros. Los otros hacen de cuenta que no lo notan por respeto. Un 'disculpe, pero no quiero ahondar'. Pero termina siendo tan preciso como un chocolate suizo. La verdad no es que uno evite ver el espectro, es que no existe. No entra dentro del cubo y es más que difícil imaginarlo dentro por el simple hecho de que el espectro tiende a ser cóncavo. A lo mejor si fuese convexo, pero nunca nadie ha hecho algo semejante
-Hay quienes hablan de 'intentar' como el primer paso. Qué piensa ud de esto?
-Es una verdad a medias. En cierto sentido, nadie ha muerto por cambiar uno o dos parámetros de conducta, pero lo cierto en esto es que el entorno es tan fijo que todo se derrumba como una cajita de cristal en un stand endeble. Pienso que muchos hablan de cambios sin asumir la correcta responsabilidad, principalmente los psicológos que piensan que sumando los traumas más las causas y el historial de la vida uno entiende porque hay personas que prefieren un mundo restringido de espacios simétricos. Si uno fuera aún más lejos y simplista, diría que el concepto del 3metros por 3metros viene desde Sarmiento e incluso de más antes en la idiosincrasia argentina. Pero por supuesto eso sería minimizar a la sociedad que aquí es una culpable y víctima tácita. Muchos no lo dicen, y de ahí mi diferencia con los pensadores de auto ayuda, que 'el afuera' es una jungla. De hecho la canción de los Guns and Roses 'Welcome to the jungle' algo dice acerca de esto. Afuera representa un salvajismo, un mundo que por múltiples razones uno encuentra hostil. Y en ello hay desde trastornos mentales y sociales, hasta el libre albeldrío. Se engaña aquel que cree no estar enajenado cuando pasa horas y horas encerrado en un cubículo, un aula, frente a una computadora, como el tipo que decide que su vida es mejor tomando un cafe en su casa que peleandose con el viento y los transeúntes que parecen hojas por como te chocan.
-Y que considera ud que debe hacerse en cambio? Hay que buscar una solución entonces? Como se para un solitario en este mundo globalizado de hoy en día en el que la soledad parece tema de libros e intelectuales nada mas?
-Creo que la sociedad debería dejar de jugar a culpar a los demás, a decirles que lo que hacen en su espacio personal es una enfermedad o un crimen. Con esto y con muchas cosas más como la homosexualidad o la sexualidad lisa y llana. Me parece que el cambio empieza por ahí. Es imposible que la soledad se tergiverse si no existe personas provistas de paciencia que puedan empezar parametro por parametro hasta ver resultados reales. Aclaro que no habló como si fuera una enfermedad. La soledad es una necesidad que permite a uno conectarse con uno mismo, entenderse. Lo malo, es que en la sociedad en la que vivimos es imposible que este proceso primario e indispensable se vuelque hacia los demás que es el final adecuado para la introspección. Los apologistas de la Auto-ayuda (muchos, psicoanalistas negados) encierran o enfocan la cuestión demasiado sobre el individuo y le confieren a la sociedad, a la realidad, una flexibilidad que no tiene. En otras partes del mundo, como en Japón por ejemplo, el choque entre la rígidez por demás explícita de la realidad y las aspiraciones personales, ha llevado al surgimiento de una tipología urbana: el hikikomori. En virtud, es el renacimiento de los ermitaños en la naturaleza urbana de las grandes ciudades como puede ser Tokyo.
Por otro lado, cada vez es más difícil sostener este mundo propio. Si algún mal han hecho la internet y los medios es entregar en bandeja ese pequeño espacio secreto. En virtud hay cada vez menos privacidad y parece imposible poder escapar de la realidad, o refugiarse de ella. El problema, si lo aceptamos como problema, es que uno necesita tener secretos, espacios, tiempos que los otros no puedan descifrar. Pero apenas uno entra en las redes sociales la muchedumbre, la multitud, se arroja ferozmente a etiquetarnos, perseguirnos, observarnos, y conciben una idea por lo general errónea. Entonces empiezan a intentar entender que pasa con nosotros y por nosotros. Se desesperan por desgranarnos, descubrirnos y cuando lo logran (aunque nunca completamente) siguen a la persona siguiente. Ni siquiera la máscara más efectiva de la amabilidad y la afectividad son contricantes para un mundo cargado de una sensibilidad pasajera y falaz, pero profunda. Que persona solitaria no se alertaría ante un mensaje como 'me quiero matar' o 'no aguanto mas estudiar' 'tengo que salir de mi mismo' o incluso 'Hay que pudrirla ya'.
Creo que esa combinación del solitario original o acostumbrado del siglo XX que ve todo a través de si mismo y los falsos aislados de la sociedad que configuran su soledad en el espacio virtual, constituye una mezcla alto peligrosa que ha llevado a más de uno al suicidio. Y la propia y extrema sensibilidad del alejado, del diferente no puede soportar la convivencia en un mundo donde las paredes, los candados o las llaves no existen. Es imposible escapar y mi recomendación personal es abstenerse. Tal vez incluso perder todo contacto que no sea personal (cara a cara) con la realidad. Hay que volver a esa etapa donde los problemas de afuera terminan al cerrar la puerta y la comunicación era más lenta: como un llamado telefónico o una carta. 
Evidentemente es imposible disfrutar la soledad sin tomar estas precauciones.